Vista desde la Piedra del Peñol.
Nieves Gómez Álvarez
A todos mis amigos colombianos
10 días pasados en un país a 10 horas de avión de España dan esta sorprendente impresión, sólo con mantener los ojos bien abiertos: Colombia, a pesar de su gran distancia física de la Península, puede causar al español que la visita una vivencia de gran cercanía.
Y no es sólo por el español delicioso y cuidado que allí se habla, tema sobre el que tendremos que volver con detenimiento más adelante, sino en primer lugar, porque la geografía colombiana está plagada de nombres con gran sabor para nosotros: Santander -aunque allí son los Santanderes, y sus habitantes, santanderianos-, Medellín -como el nuestro de Extremadura-, el municipio de Granada; la Piedra del Peñol -quizás la prima hermana americana del Peñón de Gibraltar-. Bogotá tiene un barrio del Retiro y otro de la Castellana, mientras que entre Cartagena de Indias y Santa Marta está la versión americana de Barcelona, Barcelona de Indias, un barrio nuevo en el que también hay Ramblas (es un centro comercial) y Barceloneta (un conjunto de apartamentos), pero donde no hay rivalidad entre el español y el catalán ni tampoco prisa por separarse de nadie.
Los comercios recuerdan, aunque, eso sí, alguno con un aire caribeño, rincones españoles: Floristería Ibiza, Heladería El Escorial, ¡hasta una chocolatería San Ginés en Usaquén, Bogotá! Eso sí, en una antigua casa colonial entre palmas y cerca del tráfico difícil de la capital colombiana.
Ahondando en la primera metafísica realizada en español de Bogotá a Medellín
El argumento de la visita no podía ser mejor que el reciente congreso celebrado en el país americano con ocasión del Centenario del nacimiento del filósofo Julián Marías, en línea con los que ya se han celebrado conmemorando la vida y obra del pensador en otros lugares, como Sevilla, Valencia, Santander, próximamente Madrid. La versión colombiana del congreso ha sido generosa iniciativa, como no podía ser de otra manera, de los discípulos que el filósofo español tuvo en este país, como la profesora y escritora Ana María Araújo, de la Universidad de La Sabana y el profesor Luis Fernando Fernández, de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Al proyecto se ha unido la Universidad Católica de Colombia, que, con el empuje del Director del Departamento de Humanidades, Humberto Grimaldo, ha marcado desde el comienzo del encuentro uno de los objetivos que a los lectores de Marías nos une: la prolongación de su pensamiento sobre todo en los ámbitos universitarios.
No se puede olvidar tampoco que la intensidad de estos días se ha producido además por las conversaciones entre los que participábamos en el Congreso -a veces aprovechando los largos ratos pasados en vehículo recorriendo las aún más largas arterias de la capital-, compartiendo nuestras vivencias con la filosofía de Julián Marías y nuestros proyectos de futuro respecto a ella. No podría dejar de mencionar, por lo interesantes que han resultado, las mantenidas con el profesor y escritor norteamericano Harold Raley, en las que se han entreverado la necesidad de una filosofía de la razón vital en Estados Unidos, las interesantes posibilidades abiertas por el pensamiento de Ortega y Marías, los entresijos de la traducción, el interés que Unamuno sigue suscitando en USA, etc.
Nieves Gómez con Ana María Araújo, Harold Raley y dos profesoras colombianas.
El acto finalizaba en la Universidad de Caldas, en las afueras de Medellín, la ciudad de las flores, donde en un conversatorio con profesores y estudiantes, los ponentes internacionales (en este caso, los que íbamos de España y Estados Unidos) hablábamos brevemente sobre un tema concreto de la obra de Marías y contestábamos a las preguntas de los asistentes en un ambiente informal, dominando las hermosas vistas de los cerros cercanos a la Universidad. En mi caso, ya que se trataba del área de Comunicación Social, el tema fue Mujer y cine, asunto de gran interés en la obra del filósofo español, por sus contribuciones al séptimo arte con sus artículos sobre películas, que le valieron ser académico de la Real Academia de Bellas Artes.
Entorno de la Universidad La Salle de Caldas (Medellín).
Comida en Medellín durante el Congreso. A la derecha: Luis Fernando Fernández, Nieves Gómez, Camilo Restrepo y Harold Raley.
A la izquierda: Humberto Grimaldo, Ana María Araújo y dos profesores de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Durante estos días, hemos podido escuchar las conferencias de los arriba citados y las interesantes aportaciones de D. Belisario Betancur, el expresidente de la República; D. BogdanPiotrowski, académico y profesor en la Universidad de la Sabana; Harold Raley y otros, que han analizado diferentes aspectos de la filosofía de Marías y su relación con otros campos, como la Historia o la Psicología. Pero sobre todo, han sido días para volver a escuchar ideas y pasajes del filósofo y desde ellos, seguir pensando: sobre la primera metafísica realizada en español, gracias a Ortega y Gasset, que ha sido prolongada y completada por su discípulo Julián Marías; sobre la persona; sobre ética; sobre el proyecto de España; sobre Hispanoamérica; sobre la mujer; sobre el amor y el enamoramiento. Sobre tantos temas, en fin, que han sido iluminados por la mente atenta del pensador vallisoletano.
Es ilusionante ver cómo la filosofía de Marías es apreciada, leída, investigada en Colombia y cómo esto es un punto de confluencia para los que nos dedicamos a la filosofía en español. Fruto de este interés filosófico es, por ejemplo, la tesis La vida humana. Biografía y estructura empírica, presentada en la Universidad Pontificia Bolivariana en 2013, por el Prof. Juan Camilo Restrepo, quien también participó en el Congreso, precisamente con una ponencia sobre la ilusión en el pensamiento y en la vida del filósofo. No puedo dejar de mencionar, por lo positivo que creo que ha sido, la presencia de cuatro jóvenes preuniversitarios (dos chicos y dos chicas) del Colegio Colombo Británico de Medellín, quienes nos sorprendieron a los asistentes durante las jornadas bogotanas del Congreso, donde armados con algún tomo azul de las Obras de Marías, mostraron al público investigador su reciente descubrimiento del filósofo gracias a uno de sus profesores y se esforzaban por entender los entresijos de su obra.
El Prof. Camilo Restrepo durante su exposición.
No se puede omitir asimismo la colaboración al Congreso de la Academia Colombiana de la Lengua, en la persona de su Director, D. Jaime Posada Díaz y del académico y profesor D. Juan Carlos Vergara Silva. Esta Academia es la segunda después de la Real Academia Española y la primera en América (en 2014 ha cumplido su 143º aniversario), buena muestra de la importancia que cobra en este país el buen uso de la lengua. La institución ha querido poner de manifiesto muy especialmente en este año las contribuciones de Julián Marías al español, en su condición de académico de la RAE.
Unos días ciertamente intensos, repartidos en forma de congreso itinerante entre Bogotá, Medellín y Caldas, en los que los asistentes hemos podido comprobar de primera mano que la filosofía de Julián Marías es no sólo de gran interés en Colombia, sino además que ese interés es ciertamente académico, y existen atractivas iniciativas para que la obra de nuestro pensador vaya entrando progresivamente en la enseñanza universitaria, por todo lo que ha escrito sobre los grandes temas filosóficos.